Debes ser un cristiano diligente
Para que alguno de ustedes esté calificado para servir en el ministerio de Cristo, no basta con el solo hecho de tener cierta disposición. El carácter de un obrero o siervo debe estar adaptado a la persona de Jesús, y el pleno desarrollo de este carácter no se lleva a cabo de un día para otro.
Y si Dios quiere que tengas este carácter y cualidades para poder servir con tus dones y talentos, entonces debes examinarte personalmente de cómo estás conduciendo tu vida en el ámbito público y privado.
Mateo 25:30
“Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera”. A un siervo perezoso, el Señor lo califica de “inútil”.
El obrero cristiano debe ser una persona dispuesta y con ganas de trabajar.
Mateo 25:24-30
“Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Tienes el ejemplo de Pablo que aun estando encarcelado escribió a Timoteo desde la cárcel este mandato:
“¡Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo!” (2 Timoteo 4:2).
Las cadenas podían restringir los movimientos físicos de Pablo, pero no pudieron limitar la eficacia de su ministerio.
Por desgracia, muchos de los que dicen ser siervos cristianos no se molestan en buscar oportunidades de servir al Señor, más bien cuando se les pide algo lo hacen de mala gana o sienten que los están interrumpiendo en sus quehaceres más que verlo como una oportunidad de servir a Dios.
¿Cómo se llama semejante actitud? Se llama pereza.
¿Conoces por casualidad a uno de tales Siervos “obstruccionistas”? Se comprometen a hacer cierto trabajo, pero lo hacen de manera floja, dilatando todo lo que pueden, mientras dan una impresión de productividad. No tienen un interés serio en trabajar – sencillamente quieren “matar el tiempo”, ¿qué les pasa? su problema es una pereza absoluta.
No tomes este asunto a la ligera – es una solemne advertencia. Desde hoy mismo mira al Señor para que te capacite a cambiar radicalmente tus indolentes costumbres, si es que quieres llegar a ser un obrero que no sea “inútil” en su servicio.