Sé un Nehemías
Nehemías 1:3-11
“Me dijeron: “Los cautivos que quedaron con vida están muy mal y pasando por muchas vergüenzas; la muralla de Jerusalén está en ruinas, y las puertas de la ciudad fueron quemadas”.
Cuando escuché esto, me senté a llorar y durante varios días me puse en duelo; y ayuné y oré al Dios de los cielos.
Le dije: “Señor, Dios de los cielos, tú eres fuerte, grande y temible. Cumples tu pacto y eres misericordioso con los que te aman y guardan tus mandamientos. Yo te ruego que prestes atención a las súplicas que de día y de noche te hace este humilde siervo tuyo en favor de Israel. Reconozco que tu pueblo Israel ha pecado contra ti, lo mismo que mis antepasados y yo.
Nuestra corrupción ha llegado a los extremos, pues no hemos cumplido con los mandamientos, leyes y estatutos que le diste a tu siervo Moisés.” Recuerda que ya le habías advertido a Moisés, que si nosotros llegáramos a pecar, tú nos dispersarías entre las naciones, pero que si nos arrepentíamos y te buscábamos y cumplíamos tus mandamientos, y los poníamos por obra, tú nos harías volver y nos llevarías a la tierra que elegiste como residencia de tu nombre, aun cuando nos hubieras dispersado hasta los confines de los cielos.” Señor, somos tu pueblo; somos tus siervos. ¡Tú, con tu gran poder y tu brazo poderoso, nos liberaste de la esclavitud!
Yo te ruego, Señor, que prestes atención a las súplicas de este humilde siervo tuyo, y a las de todos tus siervos, que honran tu nombre. Concédele a este siervo tuyo tener éxito ante el rey, para que me conceda lo que le solicite”.
Lo que hace Nehemías en este momento es simplemente identificar un problema, ese problema es que los muros de Jerusalén después del cautiverio del pueblo de Israel se encuentran derribados y la Santa Ciudad no cumple con los estándares de un lugar que fue consagrado a Jehová.
Nehemías se dio cuenta que existía una necesidad y esa necesidad era reconstruir los muros de la ciudad; mira en tu entorno y saliendo de las paredes de la iglesia, ¿existen necesidades en esta sociedad en qué puedas aportar en el servicio a los demás?
Aunque en este primer momento lo que hace Nehemías es netamente teórico, aun no emplea ningún medio directo para solucionar el problema que había visualizado, sino que está en la etapa de las «palabras».
Tienes la posibilidad de identificar el problema y quedarte ahí, no haciendo nada más o bien, salir de tu zona de confort e ir y practicar esa fe verdadera que se manifiesta por medio del servicio a quienes más lo necesitan.
Nehemías 2:4-6
«Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo».
Ahora Nehemías no solo se quedó en el sufrimiento de ver como los muros de Jerusalén estaban en el suelo, no solo se preocupó de derramar su corazón en oración al Señor, sino que se fue a reconstruir él mismo los muros de la ciudad. Esta es la etapa de la práctica, este es el momento en que Dios manifiesta su poder por medio de ti, porque recuerda: «el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder».
1 Corintios 4:20
“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder”.