fbpx

María José García Parra

Entrenando con Dios

Deja que Dios sea tu luz y guía

Es imposible entrenar bien y lograr resultados si no pides ayuda para entrenar, cuando lo haces solo, es 70% más complejo llegar a los resultados que esperas tener, que cuando eres acompañado por un tutor, profesor o alguien que sepa del tema y te ayude a lograr tus objetivos. Cuando entrenas con Dios, debes dejar que Él te enseñe y te guíe. Sé capaz de hablarle y deja que Él te hable por medio de su palabra. Muchas veces necesitas de Luz para que te guíe a entender la verdadera intención y capacidad de tu don y talento, ahí juega un papel fundamental la Biblia.

Salmos 119:105

“Tu palabra es una lámpara a mis pies;

¡Es la luz que ilumina mi camino!”

 

2 Timoteo 3:16-17

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”

Esta luz, te puede ayudar a entender no solo lo que hoy puedes hacer sino que ilumina más allá de lo que hoy puedes ver, el camino es largo, para nada corto, y Dios quiere prender luces altas para que puedas ver más allá de medio metro. Dios cuando da un don o talento, lo que Él espera es que tú veas más allá de lo normal, y entiendas qué quiere de ti con aquello que te fue entregado, sabiendo que es un regalo, para ser usado en Su obra, con otros y para otros.

Entrenando con Dios

No es solo tu talento, es tu relación con DIOS

Muchos creen que estar en un ministerio o servir a Dios depende exclusivamente si tienes un don o talento y lo ejecutas bien, pero no es así, es como si entrenases todos los días, pero luego de entrenar vas y comes comida chatarra, ningún beneficio trae eso.

No sirve solamente tener el talento, el talento no basta, debes alimentarte día a día, para poder desarrollar tu espíritu tu mente, tu corazón.

1 de Pedro 2:2

“Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación”

La Palabra de Dios te nutre, y te ayuda a crecer, tal como los niños recién nacidos que necesitan de la leche, con todos sus nutrientes y vitaminas, que les ayuda a crecer y ponerse fuertes, y es que tú necesitas de la palabra de Dios para crecer como persona y poder tener la fuerza espiritual necesaria para ejercer el entrenamiento de tu don o talento. Es imposible que tu vida solo gire en torno a un talento o un don si Dios no establece su palabra en tu corazón y mente. Tu relación con Dios es totalmente visible, en tus hechos, en tu forma de hablar e incluso hasta en tu cara.

Proverbios 15:13

“El corazón alegre hermosea el rostro;

Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate”

 Si tu relación con Dios anda bien, tu vida estará en constante armonía, contigo mismo y con los que te rodean.

¡Manos a la obra!

Sé un Nehemías

 Nehemías 1:3-11

“Me dijeron: “Los cautivos que quedaron con vida están muy mal y pasando por muchas vergüenzas; la muralla de Jerusalén está en ruinas, y las puertas de la ciudad fueron quemadas”.

Cuando escuché esto, me senté a llorar y durante varios días me puse en duelo; y ayuné y oré al Dios de los cielos.

Le dije: “Señor, Dios de los cielos, tú eres fuerte, grande y temible. Cumples tu pacto y eres misericordioso con los que te aman y guardan tus mandamientos. Yo te ruego que prestes atención a las súplicas que de día y de noche te hace este humilde siervo tuyo en favor de Israel. Reconozco que tu pueblo Israel ha pecado contra ti, lo mismo que mis antepasados y yo.

Nuestra corrupción ha llegado a los extremos, pues no hemos cumplido con los mandamientos, leyes y estatutos que le diste a tu siervo Moisés.” Recuerda que ya le habías advertido a Moisés, que si nosotros llegáramos a pecar, tú nos dispersarías entre las naciones, pero que si nos arrepentíamos y te buscábamos y cumplíamos tus mandamientos, y los poníamos por obra, tú nos harías volver y nos llevarías a la tierra que elegiste como residencia de tu nombre, aun cuando nos hubieras dispersado hasta los confines de los cielos.” Señor, somos tu pueblo; somos tus siervos. ¡Tú, con tu gran poder y tu brazo poderoso, nos liberaste de la esclavitud!

Yo te ruego, Señor, que prestes atención a las súplicas de este humilde siervo tuyo, y a las de todos tus siervos, que honran tu nombre. Concédele a este siervo tuyo tener éxito ante el rey, para que me conceda lo que le solicite”.

Lo que hace Nehemías en este momento es simplemente identificar un problema, ese problema es que los muros de Jerusalén después del cautiverio del pueblo de Israel se encuentran derribados y la Santa Ciudad no cumple con los estándares de un lugar que fue consagrado a Jehová.

Nehemías se dio cuenta que existía una necesidad y esa necesidad era reconstruir los muros de la ciudad; mira en tu entorno y saliendo de las paredes de la iglesia, ¿existen necesidades en esta sociedad en qué puedas aportar en el servicio a los demás?

Aunque en este primer momento lo que hace Nehemías es netamente teórico, aun no emplea ningún medio directo para solucionar el problema que había visualizado, sino que está en la etapa de las «palabras».

 

Tienes la posibilidad de identificar el problema y quedarte ahí, no haciendo nada más o bien, salir de tu zona de confort e ir y practicar esa fe verdadera que se manifiesta por medio del servicio a quienes más lo necesitan.

 

Nehemías 2:4-6

«Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo».

Ahora Nehemías no solo se quedó en el sufrimiento de ver como los muros de Jerusalén estaban en el suelo, no solo se preocupó de derramar su corazón en oración al Señor, sino que se fue a reconstruir él mismo los muros de la ciudad. Esta es la etapa de la práctica, este es el momento en que Dios manifiesta su poder por medio de ti, porque recuerda: «el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder».

1 Corintios 4:20

“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder”.

 

           

 

¡Manos a la obra!

Santiago 1:27

“Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y en mantenerse limpio de la maldad de este mundo”.

En este versículo hay un concepto muy interesante, sobre la “religión verdadera”, este pasaje está hablando de una fe genuina, que al final esta fe que tú tienes, estas convicciones que has ido adquiriendo, se refleja en que te ocupes de los otros, específicamente extender una mano a los más débiles y vulnerables, a aquellas personas que necesitan de ayuda, pero de todo tipo de ayuda, desde ese amigo que necesita ánimo y compañía, hasta aquella persona que le puedes prestar una ayuda física, por ejemplo, repartir un café o un pan a una persona en situación de calle.

En síntesis, la religión verdadera no es una prenda de ropa que se pone y se saca, sino que es un desafío sobre cómo vivir delante de Dios, pero también delante de los demás, entonces, la fe verdadera se vive y se practica.

Un razonamiento muy similar es el que hace Cristo en el evangelio de Mateo 7:21-24. Pon atención al versículo 21, específicamente en la idea en que «no todo el que me dice…sino el que hace». En este pasaje, Jesucristo te quiere mostrar que tu fe, tu amor hacia él, tus convicciones, no solo se dicen, sino que se hacen (no basta con publicar una foto en Instagram con tu versículo bíblico favorito), porque si solamente te preocupas de decir y decir, no haciendo absolutamente nada, esto te convierte en un cristiano hipócrita.

 

Siervos calificados

Debes estar dispuesto a sufrir

 Cada obrero cristiano debería estar dispuesto a sufrir.

Si estás sirviendo pero no estás dispuesto a sufrir por el Señor entonces no estás siendo un siervo efectivo.

En todas las iglesias del mundo te puedes encontrar con personas que al ser miradas de una forma no agradable, o al ser criticada, etc se van de las iglesias. No seas de esas personas. Procura ser una persona amorosa, amable, que tu boca hable bien de los demás, sé acogedor; procura ser una persona con buen testimonio.

1 Pedro 4:1:

“Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado”.

Debes estar preparado para sufrir cuando tengas que sufrir. Quizás en este momento no estás pasando por ninguna dificultad o adversidad, pero cuando llegue ese momento debes estar preparado y seguir adelante. Pero si no estás preparado fracasarás.

¿Está afirmada tu actitud de corazón para soportar las aflicciones que vengan por Su causa?

Si no estás siendo diligente, si no estás dispuesto a sufrir, entonces ¿para qué estás sirviendo?

Una mentalidad correcta frente al sufrimiento forma parte esencial del equipo de todo obrero cristiano.

¿Hasta qué punto deberías estar preparado para sufrir? La Palabra de Dios dice: “Sé fiel hasta la muerte” en Apocalipsis 2:10.

¿Qué es lo que importa – la preservación de tu vida o la preservación de la obra del Señor?

¿Es la salvación de almas la que importa, o es la salvación de tu vida?

¿Qué es más importante, salvaguardar tus intereses personales o salvaguardar el testimonio del Señor en la tierra?

Quizás en este momento estés sirviendo en el ministerio pero estás desanimado producto de que en algún momento han hablado mal de ti, te han criticado, etc. Dios siempre se encargará de todo, tú solo ocúpate de ser diligente, de seguir adelante y de tu disposición a servir.

Muchos prefieren no ir a la iglesia por las personas, pero si lees la Biblia te darás cuenta que ahí dice que la única forma de expandir el Reino del Señor es a través de la iglesia. Y si Él lo dijo es porque así tiene que ser. En ningún momento dijo que las personas de la iglesia iban a ser perfectas.

Las iglesias serán mejores, tus ministerios serán efectivos y sobre todo tu testimonio será de más impacto si logras ser diligente y estar dispuesto a sufrir.

                                                                   

Siervos calificados

Debes ser un cristiano diligente

Para que alguno de ustedes esté calificado para servir en el ministerio de Cristo, no basta con el solo hecho de tener cierta disposición. El carácter de un obrero o siervo debe estar adaptado a la persona de Jesús, y el pleno desarrollo de este carácter no se lleva a cabo de un día para otro.

Y si Dios quiere que tengas este carácter y cualidades para poder servir con tus dones y talentos, entonces debes examinarte personalmente de cómo estás conduciendo tu vida en el ámbito público y privado.

Mateo 25:30

“Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera”. A un siervo perezoso, el Señor lo califica de “inútil”.

El obrero cristiano debe ser una persona dispuesta y con ganas de trabajar.       

Mateo 25:24-30

“Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

Tienes el ejemplo de Pablo que aun estando encarcelado escribió a Timoteo desde la cárcel este mandato:

“¡Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo!” (2 Timoteo 4:2).

Las cadenas podían restringir los movimientos físicos de Pablo, pero no pudieron limitar la eficacia de su ministerio.

Por desgracia, muchos de los que dicen ser siervos cristianos no se molestan en buscar oportunidades de servir al Señor, más bien cuando se les pide algo lo hacen de mala gana o sienten que los están interrumpiendo en sus quehaceres más que verlo como una oportunidad de servir a Dios.

¿Cómo se llama semejante actitud? Se llama pereza.

¿Conoces por casualidad a uno de tales Siervos “obstruccionistas”? Se comprometen a hacer cierto trabajo, pero lo hacen de manera floja, dilatando todo lo que pueden, mientras dan una impresión de productividad. No tienen un interés serio en trabajar – sencillamente quieren “matar el tiempo”, ¿qué les pasa? su problema es una pereza absoluta.

No tomes este asunto a la ligera – es una solemne advertencia. Desde hoy mismo mira al Señor para que te capacite a cambiar radicalmente tus indolentes costumbres, si es que quieres llegar a ser un obrero que no sea “inútil” en su servicio.

Convicciones

2 Timoteo 1:12

“Por eso mismo padezco esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro de que él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”

La convicción se dará cuando conozcas más a Dios.
Convicción es creer en lo que es objetivamente cierto y real.

¿Cuándo realmente tus acciones van a honrar a Dios?
¿Cuándo tus acciones serán acorde a lo que Dios dice?
¿Cuándo tus acciones serán La Luz De Dios?
Cuando tengas un sistema de creencias de lo que conoces de la palabra de Dios transformado en convicciones para que tus acciones reflejen de lo que estas convencido.

No sentirás al Señor y no lo reflejarás si no estás convencido de lo que crees.
¿Estas convencido de lo que crees?

Convicciones

Peligros existentes:

1. El “para mí”. Las verdades bíblicas no son distintas para ti que para otros. La verdad bíblica siempre es la misma, no cambia para nadie. 

No debes pretender tener una adaptación de la Biblia para ti, para tu conveniencia. No distorsiones la Verdad.
La Biblia es el mensaje igual para todos.

2. La Verdad no es objetiva. Ten presente siempre que la verdad bíblica es completamente objetiva. No cambia según la persona, según la cultura.
Efesios 4:14
“No nos dejaremos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad”

No solo debes creer sino que debe estar CONVENCIDO –con todas tus fuerzas.

3. Si te da resultado es correcto.
Cristo siempre será un beneficio de otras personas. Cristo y la Biblia siempre serán la solución a los problemas emocionales, psicológicos, a los problemas de identidad, a los problemas de existencia.

Salmos 36:9
“En ti se halla el manantial de la vida, y por tu luz podemos ver la luz”

Por medio de la Biblia podrás ver la realidad de las cosas.

Jesús es la verdad que fue ayer, que es hoy y que será para siempre.

Convicciones

Las acciones están cimentadas en lo que tú crees, creencias. Tú te comportas de acuerdo a las creencias que tienes, esas creencias se transforman en valores para ti, en convicciones. Y te comportas según cuáles sean tus convicciones.

Lo que se ve es producto de las creencias y valores que tú tienes.

Nunca llegarás a ser luz si no te convences que lo eres por medio de la Palabra de Dios.

Nunca podrás servir a Dios si no hay una base en tu vida de creer en lo que la Palabra de Dios dice, después convencerte de eso para luego mostrarlo a los demás. Por ello es importante que leas la Biblia, porque si no la lees jamás creerás lo que Ella dice. Es importante que tengas una relación con Dios, sino jamás harás lo que la Biblia dice.

Tus acciones son la parte visible, el reflejo de lo que son tus convicciones.

Convicciones

Efesios 4:14

“Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad”

No te dejes engañar por mentiras tan hábiles que parezcan verdad.
Cuando tú tienes convicciones que son bíblicas porque conoces la palaba de Dios te darás cuenta de inmediato cuando una persona es falsa. En caso contrario es fácil ser engañado.

Una iglesia tiene que estar cimentada bajo los preceptos bíblicos y no moverse de ahí.

Ni la biblia ni Dios cambian.

Una persona madura crea convicciones, no relativiza la verdad. Jesús NO es relativo, Jesús ES la verdad que fue ayer, que es hoy y que será para siempre.